De observadores a agentes de cambio: la lucha del trabajador social contra el acoso escolar en méxico.
Trabajo Social
Cuando escuchas la frase, "el ser humano, un ser bio-psico-social" ¿qué es lo primero que viene a tu mente? ¿Alguna idea en concreto o queda flotando en el aire como un término medianamente borroso?
Para el artículo de hoy nos centraremos en los trabajadores sociales que quieran poner en práctica sus servicios en el área clínica y de salud. ¿Han escuchado hablar sobre el modelo bio-psico-social? O, ¿tienen idea de cómo su uso puede ayudar en la investigación y diagnóstico de enfermedades? ¿No? Entonces, ¡quédense con nosotros! Aquí les platicamos.
Los estados de enfermedad y sus conceptos pueden ser entendidos y evaluados desde diferentes modelos o enfoques. Anteriormente, el modelo que solía ser el predominante en el campo de la medicina, el considerado como "tradicional", era el modelo biomédico. No obstante, comenzó a ser insuficiente dado que solo tomaba en cuenta dos dimensiones: la enfermedad y la dicotomía "mente-cuerpo."
Uno de los primeros en sugerir un modelo alternativo fue el psiquiatra George L. Engel, quien tenía la creencia de que la medicina debía crear un nuevo modelo que tomara en cuenta al paciente, el contexto social de éste, así como al sistema diseñado por la sociedad para atender distintas enfermedades, rol cumplido por los médicos y el sistema sanitario. Pero no fue sino hasta 1977 que Engel introdujo en el área clínica lo que hoy es conocido como modelo bio-psico-social.
Pero, ¿qué es? Este nuevo modelo postula que, tanto la salud como la enfermedad de una persona, o incluso una comunidad, resultan en gran medida de la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Así, surgió como una forma de enfrentar y entender lo complejos que son los procesos de enfermar.
Previo al trabajo de Engel, en 1973 H. Brody diseñó un modelo a partir de la teoría de sistemas que tenía por objetivo mostrar cómo se tejía la compleja red de interacciones entre las distintas variables que pueden afectar la salud y la enfermedad de las personas. Con base en este modelo, debemos entender la salud como una jerarquía de sistemas naturales de organización, cada uno con requisitos específicos a cumplir para poder funcionar de manera adecuada. Las variables que se incluyen en esta jerarquía están ordenadas de mayor a menor importancia ya sea que estén relacionadas con células, órganos, la personalidad, o cuestiones más sociales como la cultura y la sociedad.
Así, cuando decimos que existe salud a lo que nos referimos es que, los componentes o variables dentro de la jerarquía funcionan correctamente, es decir, existe un equilibrio dinámico entre cada una de las partes del sistema que lo componen; cuestión que no suele ser muy común.
Al optar por el modelo bio-psico-social, surge una pregunta, ¿de qué forma se evalúan los componentes biológicos, psicológicos y sociales que intervienen ya sea en las enfermedades o en los estados de salud de una persona o una comunidad? La respuesta es sencilla y clara, pero su acción sigue presentando un reto; la mejor opción es la interdisciplinariedad.
Pero, ¿a qué nos referimos con esto? No se puede ser experto en todo, para cada componente existe un especialista capaz y preparado para estudiarlo y entenderlo, por lo que el modelo bio-psico-social articula los saberes de los médicos, psicólogos y los trabajadores sociales. Así, la perspectiva multidisciplinar puede permitir que las observaciones, diagnósticos, resultados y tratamientos de cualquier enfermedad sean los más adecuados, ya que aborda lo más completo posible el panorama en el que se encuentra la persona, de esta forma serán capaces de intervenir de manera más acertada.
Añadiendo a lo anterior, el riesgo de que sólo una disciplina analice, estudie y trate la enfermedad radica en que, si bien no será una visión errónea del caso, estará reducida, sesgada o incompleta.
Ahora bien, algo a tomar en cuenta durante el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, que va más allá de los factores biológicos, psicológicos y sociales que puedan encontrarse es lo siguiente:
No todos los enfermos con el mismo padecimiento reaccionan de manera similar a los mismos tratamientos, viven el mismo tiempo ni del mismo modo, ni siguen al pie de la letra las prescripciones médicas.
Los estilos de vida, los hábitos alimenticios, el incremento de nuevas adicciones, el lugar que habitan, se convierten en fuentes potenciales de riesgo y agresión para la salud y la vida en general de cualquier paciente.
Existen diferencias individuales que propician que una persona sea más vulnerable que el resto a padecer alguna enfermedad.
El papel que cumple el trabajador social dentro del modelo bio-psico-social es fundamental, ya que evalúa y aborda los factores sociales que influyen en la salud y la enfermedad de cualquier paciente. Los conocimientos adquiridos a lo largo de su formación pueden ayudarlo a analizar el contexto socioeconómico, cultural y familiar de cada paciente con la finalidad de identificar recursos, redes de apoyo, necesidades y barreras que estén afectando el bienestar o la evolución del cuadro clínico del paciente.
La forma en la que el profesional recaba datos sobre las condiciones de vida, laborales, relacionales y comunitarias del paciente es a través de entrevistas, visitas a domicilio y la coordinación interinstitucional. Posteriormente comparte la información recolectada con el equipo médico y psicológico, y en conjunto la revisan y discuten para comprender de manera integral la situación del enfermo y así planear estrategias de intervención acertadas.
El trabajador social se vuelve ese enlace que conecta al paciente, su familia y el sistema de salud, facilitando el acceso a servicios, gestionando recursos y brindando orientación sobre derechos y beneficios. También puede proporcionar un acompañamiento psicosocial, complementando el trabajo terapéutico del psicólogo y favoreciendo la adhesión al tratamiento.
Al articular su labor a los saberes médicos y psicológicos, el trabajador social contribuye, con una mirada y metodología social, a enriquecer el diagnóstico y plan de acción a seguir con el paciente. Esto a su vez permite que la atención ofertada sea más humanizada y efectiva, trascendiendo el área biomédica para considerar otras dimensiones que también conforman parte del bienestar humano.
Para concluir, al decir que un ser humano es un ser bio-psico-social nos referimos a que hay elementos biológicos, psicológicos y sociales que lo integran y conforman, como alguna herencia o padecimiento genético, algún trastorno, o incluso alguna característica de su contexto social, como la falta de empleo o alguna situación de precariedad y pobreza, que afectan no solo su bienestar sino también la integridad de su salud, volviéndolo vulnerable ante cualquier enfermedad.
Así, a través del uso del modelo bio-psico-social y la articulación de distintas disciplinas o saberes profesionales, se puede estudiar y entender cómo se origina la enfermedad y cómo hay que tratarla. La salud puede ser alcanzada al prestar atención a las necesidades biológicas, psicológicas y sociales de una persona o comunidad. Es importante notar que la salud no es un punto de partida, sino algo que se alcanza, que se logra, que se adquiere o recupera. Por el contrario, la enfermedad no tiene la última palabra, se le puede hacer frente desde el campo biomédico, el nivel personal y el medio social.
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