PROMOCIÓN DE LA DONACIÓN DE ÓRGANOS Y TEJIDOS EN MÉXICO: EL DESAFÍO DEL TRABAJADOR SOCIAL

PROMOCIÓN DE LA DONACIÓN DE ÓRGANOS Y TEJIDOS EN MÉXICO: EL DESAFÍO DEL TRABAJADOR SOCIAL

Promoción de la Donación de Órganos y Tejidos en México: El Desafío del Trabajador Social

En México, la donación de órganos y tejidos está regulada por la Ley General de Salud. Y desde 1984, se ha establecido un marco legal que permite la donación, tanto en vida como después de la muerte, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos, además de contar con el consentimiento informado.

Pese a esto, la realidad que se vive al interior del territorio mexicano deja mucho que desear, puesto que la demanda supera a la oferta, es decir, la lista de espera de las personas que necesitan algún trasplante es mayor que aquella conteniendo los nombres de donadores potenciales.

Pero, se preguntarán, ¿y esto qué tiene que ver con el trabajo social? Quédense con nosotros que, a continuación les explicamos.

La donación de órganos y tejidos, una práctica solidaria

Aunque para muchos sea visto como un acto impensable o complicado de realizar, la donación de órganos y tejidos se presenta como una práctica solidaria en la que aquella persona que decide convertirse en donante, ya sea en vida o tras su muerte, tiene la convicción de que le brindará una segunda oportunidad a alguien más.

Existen dos tipos de donantes, los vivos y los fallecidos, también conocidos como cadáveres; en ambos casos se debe contar con el consentimiento por escrito, ya sea por el donante o a través de la familia de éste. Además, serán sometidos a pruebas para verificar que pueden convertirse en donadores potenciales y que son compatibles con aquellos que recibirán sus órganos.

En cuanto al donante vivo, éste se caracteriza por ser una persona entre los 18 y 60 años de edad, que goza de sus plenas facultades mentales, se encuentra en un estado de salud adecuado y es compatible con la persona que recibirá el órgano; esto último suele ser común principalmente entre los que comparten algún parentesco o consanguinidad. También, se le debe informar de las consecuencias de la extracción, es decir, de cómo se verá impactada su vida personal, familiar y laboral, así como los efectos a nivel psicológico que se pueden presentar.

En cuanto a los requisitos del donante fallecido o cadáver encontramos que debe ser una persona que no rebase los 75 años de edad, no tenga hipertensión arterial sistémica, diabetes mellitus, ni haya recibido algún tratamiento de larga evolución o algún fármaco que lesione órganos específicos. Aunado a esto, es de suma importancia que, tras obtener el consentimiento de los familiares, el cuerpo se trate con respeto, dignidad y sea devuelto a su familia en el lapso de tiempo que dicta la Ley General de Salud.

Trabajadores sociales y la problemática a la que se enfrentan

Más allá de la aplicación de estudios socioeconómicos, el quehacer de un trabajador social en el área clínica implica sensibilizar, orientar, educar y promover la donación y trasplantes de órganos y tejidos con la finalidad de lograr la participación de las familias, así como ser agentes de apoyo en la recuperación del paciente y su reintegración en la vida cotidiana para que éstas sean lo más favorable y eficiente posibles.

Complementando lo anterior, también se esperaría que los profesionales en Trabajo Social realizarán campañas educativas y colaborará con instituciones de salud para garantizar que se respeten los derechos y deseos de los donantes y sus familias.

Pese a los esfuerzos que se han llevado a cabo y a la misión que buscan desempeñar, los trabajadores sociales en México se enfrentan a una sociedad desinformada, carente de cultura en torno a la donación de órganos, y llena de miedo ante los mitos que giran en torno a este tema.

Entre algunos de estos mitos o malentendidos que afectan de manera negativa la disposición de las personas para donar se identifican los siguientes:

  • Miedo a la mutilación: en una cultura y sociedad donde los ritos funerarios y el respeto al cuerpo del difunto son importantes, existe el miedo y la creencia de que la donación de órganos genera mutilaciones graves en el cuerpo del donante, causando su desfiguración.
  • Desconfianza en el sistema de salud: existe un miedo generalizado en torno a que si, una persona es identificada como posible donante, los médicos no hagan lo suficiente para salvarla con el objetivo de usar sus órganos.
  • Tráfico de órganos: especulaciones e ideas acerca de que, tras la obtención de órganos, sean traficados o utilizados para fines distintos a los prometidos.
  • Creencias religiosas y espirituales: pese a que la mayoría de las religiones apoyan la donación de órganos como un acto de caridad, algunas personas piensan que ésta puede interferir con el viaje espiritual o el paso de la vida a la muerte del difunto.

Así, la falta de cultura, la desinformación y la existencia de mitos y malentendidos provocan que un gran número de personas con padecimientos crónicos degenerativos pierdan la oportunidad de vivir mejor o continuar presentes.

Un nuevo reto a vencer

Los trabajadores sociales son una figura clave y crítica en la sensibilización en materia de donación de órganos. Sólo a través de la educación, el apoyo emocional y el desarrollo de campañas lograrán deshacer las barreras que impiden a un gran número de personas recibir los órganos o tejidos que necesitan.

Así, algunas de las propuestas que podrían solucionar el problema implican:

  • Crear conciencia y educar desde una edad temprana con el fin de eliminar estigmas, miedos o tabúes, lo que a su vez permitirá que la sociedad se involucre y participe.
  • Elaborar campañas con información detallada y verdadera que invite a mirar de una manera diferente y positiva la donación de órganos y tejidos con el objetivo de incentivar la donación de manera altruista.
  • Organizar talleres y charlas para informar a la comunidad sobre la importancia de la donación de órganos, así como para aclarar mitos. Éstas podrían estar dirigidas a públicos específicos como estudiantes, líderes comunitarios y grupos religiosos.
  • Abrir un espacio en el que personas que han recibido órganos o tejidos de algún donante puedan compartir sus testimonios. Qué mejor manera para conocer más sobre esta temática y la labor de los profesionales en Trabajo Social que a través de las voces que han vivido esta experiencia.
  • Que los trabajadores sociales:
    • Brinden apoyo psicológico y acompañamiento a las familias, ayudándolas a procesar el duelo, a tomar decisiones informadas y a que entiendan el impacto positivo que la donación podría tener en otras personas.
    • Se aseguren de que las personas comprendan plenamente lo que implica ser donante y promuevan un diálogo abierto al interior de las familias para que los deseos de cada una de las partes queden claros y sean escuchados.

Para concluir, al abordar y dar respuesta a estos retos, los trabajadores sociales desempeñan un papel esencial en la promoción de la donación de órganos en México, ayudando a desmitificar el proceso y crear una cultura más abierta y solidaria respecto al tema.