Del silencio a la acción: cómo los profesionales del derecho pueden ayudar a combatir las desapariciones en méxico
Derecho
La era digital que se desenvuelve frente a nuestros ojos ha vuelto posible la creación y distribución de todo tipo de contenido. Y los avances tecnológicos han puesto al alcance de nuestras manos, a través de unos cuantos clicks, no sólo grandes cantidades de información, sino también material audiovisual entre otra variedad de obras y creaciones: literatura, fotografía, pinturas, películas, videos, música, blogs, ilustraciones, animaciones, etc.
No obstante, a medida que este mundo globalizado y la era digital continúan permeando nuestra sociedad van planteando nuevos desafíos, sobre todo, al generar preguntas con relación a la protección de estas creaciones, especialmente al cuestionar aquello que está permitido y prohibido, lo que es accesible o no, lo democratizado o privado...
Así que ¡quédate con nosotros! Está por ponerse interesante.
El derecho de autor es un reconocimiento que hace el Estado en favor de un creador (de una obra artística o literaria), de acuerdo con lo previsto en la ley Federal del Derecho de Autor. Así, este reconocimiento protege a la obra con la finalidad de que el autor o artista pueda gozar de derechos morales y derechos patrimoniales.
Dicho de otra forma, los derechos de autor son un conjunto de derechos legales otorgados a un creador de una obra original. Éstos le dan el control exclusivo sobre su creación, así como la capacidad de decidir quién puede hacer uso de ésta, reproducirla, explotarla, venderla o distribuirla.
Los derechos de autor pueden ser aplicados a una amplia variedad de obras tales como textos, libros, imágenes, música, videos, pinturas, esculturas, películas, hasta aquellas que nunca hubiéramos imaginado como programas informáticos, bases de datos, software, anuncios publicitarios, mapas, dibujos técnicos y mucho más.
De manera internacional, estos derechos están protegidos por diversos tratados, entre ellos se encuentra uno de los más conocidos, El Convenio de Berna, que fue adoptado en 1886 y trata de la protección de las obras y los derechos de los autores. No obstante, un reto que ha cobrado fuerza con la era digital y el paso de los años es que mucha de la legislación internacional respecto a la propiedad intelectual no está actualizada ni va acorde a la realidad en la que nos encontramos.
Aunado a lo anterior, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), mediante los Tratados de Internet de 1996, se comprometió a propiciar un sistema equilibrado de protección en el entorno tecnológico. Desafortunadamente, son pocos los países que forman parte de este tratado, dejando al resto desamparados al carecer de la protección legislativa.
Entre los desafíos que enfrentan los profesionales que tratan con los derechos de autor en el entorno digital se encuentra la facilidad con la que las obras protegidas pueden ser copiadas y distribuidas sin el consentimiento del titular de los derechos. Desafortunadamente, la piratería se ha vuelto uno de los principales problemas de la industria tanto artística como del entretenimiento.
Otra complicación radica en detectar y rastrear infracciones en un entorno tan vasto y descentralizado como lo es Internet. Este escenario es el que requiere un esfuerzo mayor para desarrollar herramientas innovadoras con una mayor capacidad para vigilar y proteger los derechos de autor.
La globalización permitió que las obras digitales pudieran cruzar las fronteras internacionales con facilidad. Así, otro de los grandes desafíos radica en la cooperación internacional y la armonización de normativas para asegurar una protección efectiva a nivel global.
Pese a que se han desarrollado medios técnicos para combatir problemáticas como la piratería, hasta el día de hoy no ha podido ser erradicada por completo. Aún así, entre las herramientas y estrategias que se han implementado para combatirla identificamos las siguientes:
Existen soluciones legales así como herramientas tecnológicas para proteger los derechos de autor en el entorno digital. Entre ellas se encuentran la implementación de tecnologías de gestión de derechos digitales (DRM) que permitan controlar y limitar el uso de obras protegidas.
Otra de las formas para establecer la titularidad y facilitar la identificación de contenidos protegidos es a través del registro de obras, así como del uso de marcas de agua digitales.
En cuestiones legales, es de suma importancia la elaboración de regulaciones, normas y tratados, tanto nacionales como internacionales, que refuercen la protección de los derechos de autor. Además, se necesita que los gobiernos, industrias y comunidades creativas colaboren entre sí para propiciar un entorno digital justo y equitativo.
Finalmente, la educación y concientización sobre los derechos de autor es clave para fomentar el respeto hacia la propiedad intelectual y reducir la incidencia en la piratería.
Para concluir, en la época digital en la que vivimos se vuelve imperativo que los internautas, usuarios, creadores y artistas estén informados sobre sus derechos, y que hagan uso de las herramientas y recursos legales a su disposición para defender y proteger tanto sus obras como sus creaciones.
Es importante entender las licencias de contenido, cómo podemos utilizar o no el material, cómo dar crédito a los autores, etc. Conocer los derechos de autor no sólo es esencial sino que nos permitirá tener una experiencia en línea mucho más ética y legal.
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