
El duelo gestacional, una pérdida socialmente silenciada
Tanatología
Imagina la tristeza que habita los rincones de lo que antes solía ser una ciudad y donde ahora lo único que queda son escombros. Imagina la vulnerabilidad que deja la tierra después de sacudir los cimientos que se pensaban fuertes, sólidos, inquebrantables. Piensa por unos segundos, ¿quiénes son los primeros en tender sus manos, en ofrecer su escucha, en ser esperanza en medio de la crisis?
Acompáñanos a descubrir en un nuevo artículo cómo la labor de los profesionales en Trabajo Social es esa fuerza silenciosa e indispensable que reconstruye la vida de familias y comunidades.
La labor de los trabajadores sociales entra en juego desde el momento en que una situación sobrepasa las capacidades de una persona o comunidad para enfrentar cualquier amenaza o experiencia traumática, sobre todo cuando su autonomía, seguridad y vida son puestas en riesgo.
Así, la misión de estos profesionales consiste en abarcar en su totalidad todo tipo de catástrofes, desde antes de que éstas ocurran hasta la etapa de seguimiento que se realiza transcurrido el incidente. Pese a que los trabajadores sociales buscan prevenir emergencias o estar preparados lo mejor que se pueda para cuando éstas ocurran, suele ser más común que después de experimentar una catástrofe, desarrollen planes, métodos, estrategias o lineamientos de cómo proceder en el futuro.
Los desastres en los que brindan atención pueden ser ocasionados por el hombre o la naturaleza; los primeros se relacionan con incendios, conflictos bélicos, actos terroristas, contaminación química, entre otros; mientras que los desastres naturales hacen referencia a los estragos causados por terremotos, inundaciones, huracanes, tornados, etc.
En un artículo de Carla Matas y Nerea de la Montaña (2025) se menciona que es posible identificar 3 tipos de emergencias en las que el profesional del Trabajo Social lleva a cabo distintas funciones:
Sin importar que se trate de una crisis social u ocasionada por la naturaleza, existen tres momentos o fases clave en las que los trabajadores sociales se desenvuelven en miras de abarcar una crisis: la fase previa, intermedia y posterior a la emergencia. A continuación, un poco más de qué van y las funciones que se realizan en cada una.
La principal misión en esta fase es la previsión y prevención, es decir que los profesionales del Trabajo Social se dan a la tarea de crear herramientas y procedimientos que faciliten la toma de decisiones futuras, además de disponer de los recursos y medios que serán necesarios para brindar atención durante la crisis (ropa, alimentos, albergues, etc.). Aunado a esto se capacita a los integrantes que serán parte de los grupos de intervención cuando se suscite la emergencia.
Los trabajadores sociales realizan una evaluación para describir las necesidades del grupo o la comunidad en la que prestan sus servicios. Para esto hacen uso de una herramienta conocida como Triaje Social, que consiste en identificar a las personas afectadas según la urgencia de atención requerida con la finalidad de priorizar aquellos casos que sean más graves (Matas, C., de la Montaña, N., 2025).
Aunado a esto, fungen como mediadores con el fin de acortar la distancia entre los afectados y los diversos sistemas e instituciones involucrados, como el personal de salud, los funcionarios públicos, el cuerpo de policías, militares, bomberos, voluntarios, etc. Es debido a esto que los trabajadores sociales se encargan de gestionar la información, de la mejor manera posible, entre los grupos implicados.
Con lo anterior en mente, no es de extrañar que otra de las funciones clave durante las emergencias radica en mantener un diálogo abierto con los afectados y sus familiares, especialmente al momento de comunicar el fallecimiento de alguna persona, pues debe prevalecer la empatía, el respeto, la sinceridad y la ética profesional en todo momento.
En cuestiones administrativas, los trabajadores sociales son los encargados de:
Así mismo, es clave el desarrollo de estrategias para reducir el impacto de la experiencia traumática, reducir las injusticias sociales y facilitar el acceso a servicios, además de fomentar la resiliencia en la comunidad afectada.
Finalmente, las emergencias desencadenan altos niveles de estrés y desestabilización emocional, por lo que es clave que a lo largo de esta fase se brinde atención a los afectados y sus familiares a través de la realización de actividades de contención, así como de ofrecer apoyo psicológico y emocional con el fin de que aprendan a manejar sus emociones de manera efectiva y que recuperen la autonomía necesaria para enfrentar y superar la crisis que atraviesan.
A lo largo de este periodo se elaboran diversos informes y documentos con el fin de justificar el por qué de la intervención realizada, se asiste en la solución de los problemas que se presentan ante la nueva realidad y situación que vive la comunidad, además de que se desarrollan nuevas estrategias que permitan prevenir complicaciones futuras.
También, se evalúa la situación de los profesionales que formaron parte del grupo de intervención dado que, al haberse enfrentado a experiencias fuertes es importante que recurran a herramientas que les permitan elaborar lo vivido y liberar sus emociones. Dos de las herramientas que suelen utilizarse con mayor frecuencia son:
Como última nota de esta fase, en caso de que alguno de los profesionales esté experimentando el trastorno de estrés postraumático o muestre indicios de depresión, es importante buscar atención especializada con un profesional.
En momentos de crisis social y catástrofes naturales, la intervención de los profesionales en Trabajo Social resulta clave en la misión de apoyar y brindar atención a las personas y comunidades afectadas.
Su labor empieza a partir de la planificación preventiva, continúa al brindar apoyo emocional, logístico y psicológico en momentos de crisis, y "concluye" al elaborar nuevos lineamientos que sirvan de guía para saber cómo proceder en futuras emergencias.
Al trabajar de la mano con voluntarios, equipos profesionales, funcionarios públicos u otros organismos se vuelve posible que los trabajadores sociales respondan de manera organizada, enfocada y eficiente a las necesidades que se vayan presentando. La acción interdisciplinaria disminuye el impacto y las consecuencias de la experiencia traumática que atraviesan los individuos, sus comunidades, así como los profesionales que se movilizan y les brindan atención.
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