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Trabajo Social
¿Alguna vez te has preguntado cómo fue que surgió el Trabajo Social en nuestro país? ¿Desde cuándo existe? ¿En qué momento la mujer toma un rol predominante en esta profesión? Y, en términos generales, ¿en qué consistía en épocas pasadas? En un nuevo artículo, hacemos un breve recorrido para recuperar la memoria histórica del Trabajo Social en México.
Durante los primeros años de la Colonia, la asistencia social estuvo a cargo de la caridad española, sostenida por particulares y las congregaciones religiosas. Estos grupos se propusieron curar a los enfermos, dar asilo a los huérfanos, ciegos y ancianos desvalidos, además de proteger a la población indígena. Así, construyeron iglesias, conventos, escuelas, hospitales y más, con el fin de brindar atención y prestar sus servicios.
Uno de los personajes relevantes de la época fue Vasco de Quiroga, quien al llegar en 1530 dio un giro a la asistencia social, puesto que investigó todo lo concerniente a los pueblos indígenas, cuestión que no se había realizado anteriormente; ayudó a fundar un asilo para niños abandonados, que evolucionó en un hospicio donde éstos solían ser bautizados, vestidos y alimentados; fundó también el Hospital Santa Fe, para otorgar atención médica a los indígenas, así como un colegio para enseñarles la lectura, escritura, religión, además de algunas artes y oficios.
A finales del siglo XVI llegaron los jesuitas, quienes se dedicaron particularmente a la enseñanza. Por órdenes del gobierno español, fueron expulsados en 1767, lo que ocasionó el descontento del pueblo, la clausura de 25 escuelas de enseñanza superior, así como el abandono de las misiones que se llevaban a cabo en el norte del país.
Así es como a lo largo del siglo XVII decae la obra de la beneficencia, una obra principalmente caritativa que implicó la fundación de 16 hospitales, 2 asilos y un monte de piedad.
Al término de la Revolución Mexicana, mientras el país recuperaba un sentido de normalidad, tuvo lugar la reorganización de la beneficencia, logrando renovar algunos establecimientos que habían desaparecido. Fue entonces cuando surgió la figura encargada de cubrir funciones de investigación en torno a las problemáticas de los casos dentro del ámbito de la Beneficencia Pública, las cuales solían ser identificadas como las inspectoras.
Sus primeros esfuerzos consistieron en recabar información acerca de los aspectos educativos y de alimentación de los niños alojados en hospicios, escuelas, entre otro tipo de establecimientos. Esto con la finalidad de buscar cómo prestar ayuda económica o material y así poder cubrir necesidades inmediatas.
En 1921, tras la inauguración del primer Centro de Higiene Infantil, comenzaron las labores de las enfermeras visitadoras, precursoras de las futuras trabajadoras sociales. Éstas solían acudir a diversos hogares para tomar datos sobre las condiciones sanitarias, dar orientación en torno a la higiene y puericultura, entre otras cuestiones.
En aquella época no se concebía la visita domiciliaria como un instrumento para conocer al individuo y su interacción con el medio social y familiar, elementos que permiten integrar la historia social con fines de establecer un diagnóstico y tratamiento social, sino que más bien servía como una forma de prolongar el tratamiento médico.
Durante el gobierno de Emilio Portes Gil se creó la Asociación Nacional de Protección a la Infancia, que estuvo bajo la dirección de su esposa, la Sra. Carmen García de Portes Gil. Junto a un comité de voluntarias lograron mejorar la alimentación infantil en todo el país. Uno de sus proyectos más destacados fue la "Gota de Leche", un laboratorio que preparaba biberones para lactantes de familias indígenas.
En 1929 un grupo de inspectoras de la beneficencia fue designado para investigar a aquellos que solicitaban ayuda. Tras visitar los domicilios, elaboraron informes con las conclusiones para aprobar o denegar estas peticiones. En algunos casos, se presentó la necesidad de referir enfermos que necesitaban hospitalización, haciendo posible el traslado.
Años más tarde surge la Escuela de Trabajo Social en la Escuela de Jurisprudencia de la Universidad Nacional Autónoma de México. Y, a partir de 1936 el concepto de beneficencia se transforma en evitar las causas de debilidad social que presentan algunos individuos o grupos, buscando la forma de reincorporarlos en los procesos de producción.
En 1937, el presidente Lázaro Cárdenas creó un organismo de terapia social, incluyendo 5 comisiones: la asistencia infantil, educativa, médica, jurídica y para el anciano. Por primera vez en la historia, los trabajadores sociales son reconocidos como personal necesario para el bienestar social, ya que están en contacto directo con la realidad y los elementos que permiten conocer y resolver las problemáticas sociales.
Para concluir, el camino que ha recorrido la profesión del Trabajo Social en nuestro país data desde la época colonial, gracias a la atención que las congregaciones religiosas prestaron a la población de aquel entonces. Pese a que sus esfuerzos por alcanzar el bienestar de las comunidades, sobre todo indígenas, fueron numerosos, la expulsión y el rechazo del del que fueron víctimas, generó que el eco de su presencia se fuera perdiendo con el paso del tiempo.
No obstante, tras el cese de la Revolución Mexicana, la necesidad por reanudar las labores de asistencia social se volvieron presentes. Desde entonces, el Trabajo Social no ha hecho más que continuar desarrollándose y expandiéndose, con el fin de atender las necesidades de diversos sectores de la sociedad.
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